Tal y como comenté en la anterior entrada, sigo compartiendo algunas de las cosas que escribí hace algún tiempo. Aquí tenéis el siguiente texto:
Grito. Grito hasta desgarrarme el pecho. Pero mi grito es mudo y nadie lo oye.
Atravieso el bosque salvaje, indómito, y las zarzas me desgarran la piel mientras trato de seguir el único camino posible: adelante.
Llego a un pantano desolado, donde sólo quedan árboles marchitos, recuerdos lúgubres de una vida que ya no existe.
De pronto, algo brilla a lo lejos. Un fuego que parece iluminar un camino, pero rápidamente aparecen más. Son sólo ilusiones; fuegos fatuos que conducen a una, quizás dulce, muerte.
No hay atajos ni señales del camino. He perdido la senda, y no sé cómo seguir.
Estoy perdido.
Un saludo,
Morpheus
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