Cuando escribo siento cómo fluye no sólo la tinta sobre el papel; yo fluyo con ella. Desato las cadenas de este mundo, de la cárcel urbana y de mis propios límites.
Siento cómo me elevo al mismo tiempo que me sumerjo; cómo pongo orden en el caos.
La oscuridad se vuelve luz y el gris se satura en colores. Me dejo atrás y me encuentro, perdiéndome. Acaricio las palabras y noto su calor y su música.
Existo, finalmente, cuando dejo de existir, pues sólo existe la idea plasmada en un papel, lleno de infinitos.
Un saludo,
Morpheus
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