Aquí tenéis el último capítulo de este relato. Espero que lo hayáis disfrutado.
En él he depositado una parte de mi corazoncito, lo cual se ha traducido en muchas metáforas y algunos símbolos. Espero ver cuales son vuestras ideas en los comentarios. :P
Sin más dilación os dejo con el desenlace de La Maldición de Elonus.
Grunh luchó valerosamente y venció al dragón sólo para darse cuenta de que a quien había dado muerte era a su abuelo. Tras ello, salió fuera del castillo, me dijo que me marchara y volvió a su interior para dar sepultura a su abuelo en una gran sala, con mucho otros héroes del pasado.
Vi como Grunh se acercó a un libro, escribió su nombre y puso fin a su vida conocida, sacrificando su alma, su cordura, su humanidad, para convertirse en un dragón, cada vez menos racional, cada vez más cruel, cada vez más vengativo.
Una llamarada cubrió las imágenes y, al disiparse, vi como, siglos atrás, unas asustada gentes de Elonus decidieron realizar un pacto con los dioses. Lo hicieron para proteger sus casa, sus hijos, su modo de vida y evitar así ser castigados.
Otra llamarada surgió en el reflejo y, entonces, me vi a mí, marchándome de allí. Vi lo que le ocurriría a Elonus si me marchaba; vi como sería reducida a cenizas. Entonces me volvía a ver a mí, escribiendo mi nombre bajo el de Grunh, convirtiéndome en un dragón y perdiendo mi humanidad día tras día.
Tras una última llamarada, la superficie del espejo pareció derretirse, dejando un umbral tras el cual se encontraba un atril con el libro que sellaba el pacto con los dioses.
Me volví hacia el cuerpo inerte de Grunh y lo abracé otra vez. Ahora sabía por todo el sufrimiento que había pasado. Entonces, la ira creció en mí.
¿Por qué lo había hecho? Él se merecía mucho más. Era injusto que tuviese que pagar por unas gentes incapaces de afrontar su responsabilidad. Unas gentes que ni siquiera les importaba el sacrificio que tuvieron que hacer tantas buenas personas; personas que no habían sido reconocidas por ellos. ¡Habían cometido hasta la arrogancia de olvidarles!
"El mundo necesita héroes."
Cuando el recuerdo de las últimas palabras de Grunh resonaron en mi cabeza, fue como un mazazo.
Cubrí el cuerpo de Grunh con una manta, recogí su espada y me dirigí a la planta inferior. Allí encontré la estancia donde se encontraban los héroes del pasado.
Me dirigí al fondo de la estancia, donde quedaban los dos últimos sarcófagos vacíos. Por suerte, parecía que la maldición estaba a punto de tocar a su fin.
Dejé a Grunh en uno de los sarcófagos, junto a su espada. Tenía una expresión serena, de paz.
- Descansa en paz - dije -. Has sido mi mentor, mi hermano mayor, mi padre. Nunca te olvidaré. Nos veremos pronto.
Con lágrimas en los ojos, cerré el sarcófago.
Salí de la cripta y me dirigí al salón principal. Allí me situé delante del libro, cogí la pluma que se encontraba al pie de este y aguardé unos instantes.
"Nadie más puede hacerlo. Si no hago esto, Elonus y sus gentes serán masacrados. Soy un héroe."
Escribí mi nombre bajo el de Grunh. Al acabar, la tinta brilló con una luz cegadora durante unos instantes.
Me retiré unos pasos, los suficientes para quedar detrás del umbral formado por el espejo. Tras cruzarlo, la superficie de este volvió a recomponerse y me vi reflejado en él; fue la última vez. Unos segundos más tarde empezó la transformación.
Sentí como todo mi cuerpo ardía. Un dolor punzante apareció en mi espalda; pocos segundos más tarde, me surgieron unas alas. Mi piel empezó a cuartearse. Mi cuerpo cada vez se hacía más grande. Mis manos y mis pies se convirtieron en garras. Todo me daba vueltas.
Cuando acabó, alcé la vista y vi un dragón en el espejo. Esta vez no era una ilusión; era yo. Lancé una llamarada contra el espejo, que se tornó del color de la obsidiana; no soportaba verme reflejado.
Esa es mi historia. Esa es la historia de la maldición de Elonus. Ahora soy un dragón, aquello que siempre deseé destruir. Mi alma se pudrirá, convirtiéndome en una bestia sin corazón, sacrificando mi ser para salvar Elonus.
No me importa.
EL MUNDO NECESITA HÉROES
FIN