14 enero 2021

Sed de revolución

Tenía sed de revolución.
De bailes arpón,
besos bala
y abrazos solares.
De barricadas al tedio,
disturbios
en mitad de la rutina
y miedos en llamas.
Y tú
quisiste jugar a ser
guerrillera conmigo.

Quería escribir nuestro sueños
en tu piel
y dibujar la constelación de nuestro futuro
siguiendo las pecas de tu espalda.
Escribir a cuatro manos
historias de piel
y sudor.

Y cuando se apagaron las luces,
sólo la desnudez
pudo salvarnos del fuego salvaje.
Y espantamos los miedos y el sueño
con besos y caricias,
acabando con todos los monstruos.
Y escuchamos la sinfonía de nuestros corazones
al compás de nuestro aliento.

Creyéndonos invencibles
rasgamos el lienzo y descubrimos detrás un espejo;
que éramos como rosas
y que acercarse hiere,
porque siempre quisimos que nadie nos arrancara la libertad.
Porque nos enseñaron
que hay que luchar por amor
y así nos va.

Ahora quiero sentir el calor,
pero contigo siento que sólo me quemo,
y caigo
como la palabra amarga sobre el corazón.
Que todas las canciones se consumen
antes de que pueda alzar el vuelo.

Pero ya estoy harto
de que me robes tic tacs en mi cabeza,
y trato de construir algo bello
sobre las ruinas del error
de habernos amado alguna vez.

He aprendido
que no hay que luchar contra los monstruos.
Que no hay que dejarse atrapar
por la espiral del tiempo,
ni tocar retirada del presente,
sino abrazar la incertidumbre
y el caos,
y saborear, poco a poco,
el dulce dolor de la libertad.

Un saludo,
Morpheus

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