Tras alzar barricadas, encender hogueras y esperar con incertidumbre nerviosa los disturbios de (mi) policía, ahora me encuentro solo en mitad de la carretera. Solo. ¿Cuál es el siguiente paso?
¿Cuál es el catalizador para convocar los vientos de octubre que traerán (mi) revolución?
¿Habrá claveles cuando todo haya acabado?
¿O bien nos espera caminar por el desierto con camisas azules?
Me despierto en mitad de la noche temiendo el olvido; temiendo desfallecer ante muros recurrentes en el camino.
Pero sé que por muchas celdas (auto)impuestas, siempre quedará esa voz que surge de dentro y dice: Persiste. Que mientras existan los días y las noches, cada día que pase nos levantaremos y pondremos un pie delante del otro, desafiantes, ante aquellos que nos quieran callados.
Un saludo,
Morpheus