19 diciembre 2018

Tú y yo

Estaba repasando extractos de libros y algunos escritos que tenía guardados, y me he encontrado con algo que escribí hace mucho tiempo y que había olvidado. De alguna manera, y sé que está feo decirlo, me ha encantado; cautivado; y me gustaría compartirlo.

Voy a hablar de la historia mil veces repetida, de la lección no aprendida.

Te conocí una tarde de Junio y pronto me sentí cautivado por tu bella sonrisa, sólo comparable al dolor de los demonios que hacían temblar tus labios cuando te referías a ti. Al finalizar la jornada, tratando de adormecerlos con el poco amor del que disponía, te regalé lo único que podía ofrecerte: mi abrazo.

Pasaron los días y recobramos el contacto a cientos de quilómetros de distancia regalándome algo que no olvidaré nunca: una carta y un libro subrayado por ti; un libro que hablaba sobre una pareja que andaba sin buscarse, pero andaba para encontrarse. Un libro que describía la intensidad de nuestro amor, así como su destino. Pero eso lo ignorábamos. Y así, decidimos jugar a las cartas con la vida, con el corazón sobre el tapete...

Un saludo,
Morpheus