Me miro al espejo y soy incapaz de ver las heridas de mi alma, ni tampoco grietas que reflejen mi corazón, por las que nunca quieres colarte, aunque las lamas con tu lengua y te alojes en mi ventrículo izquierdo.
Y te pido que no dejes de inyectarme poesía, que es lo único que me hace sentir vivo cuando la soledad aparece y con su mano angustia me aprieta el pecho y roba el aliento.
Que soy ese helecho que mira a los árboles y se pregunta si alguna vez podré extender mis ramas y tocar el sol. Deshacerme de ese veneno que todos me inoculasteis y que, siendo incapaz de metabolizar, necesito vomitar en palabras.
Joder, que estoy cansado de pasarme la vida esperando a que llegue quien me diga que puedo ser feliz, que puedo alzar el vuelo. Que no hay nadie que llegue y me mire a los ojos y me diga dónde está el camino. Que sólo tengo una mochila llena de brújulas rotas y un mapa a ninguna parte.
Un saludo,
Morpheus